En el pasado artículo hablábamos de los beneficios psicológicos del ejercicio físico. En este, puesto que se acerca el verano y con ello, la llamada “operación bikini”, queríamos reflexionar sobre qué beneficios se consiguen con la realización de este tipo de estrategias. Ya no sólo desde el ámbito físico, si no desde el aspecto psicológico.
La Psicología de la Actividad Física, así como desde otras áreas especializadas dentro de las Ciencias de la Salud y Actividad Física, tiene el principal objetivo de disminuir el estilo de vida sedentario que existe en nuestra sociedad.
Para ello, se suelen realizar estrategias de promoción de actividad física tales como la adopción de pequeños cambios en actividades cotidianas (incluidas en ejercicio físico, ocio y tiempo libre, actividades laborales, de transporte, tareas domésticas, etc.). Estas estrategias, centradas en resultados a medio/largo plazo, ponen su punto de mira en aspectos tan importantes como la modificación de rutinas o hábitos que tenga una persona.
De esta forma, se consiguen cambios físicos y psicológicos (bienestar emocional, disminución de aspectos negativos del sedentarismo, prevención del consumo de productos nocivos como alcohol o tabaco, etc.) que perdurarán durante toda la vida de la persona que los realice. La conocida “operación bikini” en cambio, busca cambios inmediatos (normalmente centrados en cambios físicos) enmarcados en un objetivo con “fecha de caducidad”.
Por ello, desde Psicología Zaragoza, queremos acercaros un recurso creado por el Ministerio de Sanidad para la Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención. Se trata de una página web (pinchar en este link) que nos ofrece todo tipo de información relacionada con la actividad física, el ejercicio físico y el deporte.
En esta, encontraréis consejos y/o trucos (como el que presentamos aquí) para abandonar el estilo sedentario y comenzar de forma gradual un estilo de vida más activo. Cosas tan sencillas como ir andando al trabajo/escuela (o, incluso, bajarse antes del transporte público) o utilizar las escaleras, pueden ayudar a acumular “pequeños gestos activos”.
Y cómo no, os animamos a que compartáis con nosotros aquellas rutinas o actividades cotidianas que ya realizáis en vuestro día a día.
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