Los meses de verano suelen ir asociados a un cambio en la rutina que venimos llevando el resto del año. Algo que suele ir asociado al verano es el aumento de la vida social; hay más horas de luz y el calor nos invita a disfrutar de las terrazas al salir del trabajo, aprovechamos para ver más a los amigos, lo cual suele tener un impacto positivo ya que mejora nuestro estado de ánimo, estamos en general más alegres y activos.

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También es bueno aprovechar para hacer actividades diferentes a las que hacemos el resto del año, deportes al aire libre, caminatas, piscina, playa… Mucho mejor si en el trabajo podemos disfrutar del horario de verano que nos permite tener más tiempo de ocio y desconectar más fácilmente. Nuestra recomendación es que aprovechemos la oportunidad que nos brinda el verano para romper con la rutina, lo que nos va a permitir oxigenar nuestra mente, mejorar nuestro estado de ánimo y cargar pilas para el resto del año.

Sin embargo el verano también viene acompañado de las olas de calor, especialmente en nuestro país sabemos lo que significan, días calurosos que en ocasiones se acompañan de noches sofocantes que dificultan el sueño. Se ha estudiado el impacto psicológico de las olas de calor y se ha observado que la reacción es similar a la que se produce frente a cualquier otro factor estresante: ansiedad, inquietud, irritabilidad y nerviosismo, de hecho algunos estudios han confirmado que durante las olas de calor aumentan los delitos, debido a ese aumento de la irritabilidad y de la agresividad.  Además, como pasa con todos los factores estresantes, cuanto más se alargan en el tiempo, más se agudizan sus efectos, pudiendo necesitar la ayuda psicológica de un profesional.

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Cuando nos referimos a países nórdicos con pocas horas de luz y clima desapacible, solemos hablar de aumento de las tasas de depresión, algo similar ocurriría con el calor pero en éste caso no se asocia a la depresión sino a la ansiedad e irritabilidad. Nuestra recomendación, es que sigamos los consejos típicos que se dan frente a olas de calor: beber agua, evitar salir las horas centrales del día, no exponerse al sol, buscar lugares frescos, utilizar ropa ligera, etc.; el bienestar físico ayudará al psicológico. Pero además, a nivel psicológico sería importante que en momentos de agobio pensemos que las olas de calor tal como llegan se van, no son eternas así que la situación tendrá un final, eso nos dará mayor sensación de control y tranquilidad. Además es importante que no nos obsesionemos con la idea de que hace calor, puesto que si esa idea se repite una y otra vez en nuestra mente, cobrará más importancia de la que tiene y copará toda nuestra atención, haciendo el problema más grande de lo que en realidad es.